El 23 de junio pasado, en el marco de la exposición “50 años”, se realizó en el Paraninfo de la Universidad de la República (Udelar) la mesa redonda: arte y derechos humanos, organizada por la Facultad de Artes y el Centro de Exposiciones Subte de la Intendencia de Montevideo (IM).

La actividad convocó a pensar en conjunto acerca de las prácticas artísticas y los DDHH entre las y los artistas integrantes de la exposición 50 años, Gabriela Golder (AR), Lenora de Barros (BR), Federico Arnaud (UY) y Nicolás Franco (CL); y las docentes de Facultad de Artes, Paula Delgado y Magalí Pastorino.

La moderadora del encuentro, la docente Francesca Cassariego, planteó algunas preguntas disparadoras a modo de poder hilar la conversación y desembocar en las experiencias comunes de las personas participantes.

Magalí Pastorino nos situó en 1971 al tomar un fragmento del texto de renuncia del entonces director de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), Miguel Ángel Pareja. El fundamento de su decisión comenzaba:

"Si mi vida entera dedicada a la tarea de la creación plástica y la docencia, llega a un punto en que un acto cumplido en función de ella, es tratado en un entorno que no se caracateriza por el respeto a la persona, creo señor Rector que estoy equivocado en persistir en el esfuerzo por llevar adelante una obra, en la que estoy seriamente comprometido."

"Quizá haya sido muy atrevido pensar en la formación de un creador libre de imposiciones, dentro de una Universidad Académica...”

"...No he de explicarme con suficiente claridad cuando sostengo que el Arte no se enseña. Se educa para que cada individuo sea capaz de extraer de si mismo, su auténtica e irrenunciable actitud de decir su verdad, en la infatigable y poco confortable exigencia de desatar sus reacciones más frescas y puras de lo que los hechos y los días promueven en su espíritu."

"...Esa autoridad que confiere el saber está ausente de nuestro planteo. No ejercemos autoridad ante el estudiante, ni tampoco confiamos en nuestro saber."

"Sabemos bien que nuestro Plan de Estudios, fue combatido por quienes se apercibieron, de la peligrosidad para sus intereses dogmáticos, de sustraer a los estudiantes de un sistema académico y autoritario. El estudiante se iba a fortalecer en su propia libertad de elección..."

 


Federico Arnaud, Nicolás Franco, Magalí Pastorino, Lenora de Barros, Gabriela Golder, Paula Delgado y Francesca Cassariego en el Paraninfo de la Udelar.


Infancias marcadas por el terrorismo de Estado y el arte como espacio para sobrevivir

En ese mismo año en que acrecentaba el autoritarismo y renunciaba Miguel Ángel Pareja como director de la entonces ENBA, nacía Gabriela Golder en Buenos Aires. Un año antes, pero en Salto, lo hacía Federico Arnaud. Para 1973 ya se estaba en un "estado de guerra" y el rol de las Fuerzas Armadas (FFAA) se expandía a diversas esferas de la vida social y política. La disolución de las cámaras por parte del presidente de la época Juan María Bordaberry y las FFAA marcó el inicio del período más traumático para nuestro país. Ese año nacían Nicolás Franco en Santiago, Chile y Magalí Pastorino en Montevideo. Años más tarde sería el turno de Francesca Cassariego (1975) y Paula Delgado (1977). Lenora de Barros se despega de la generación, pero no así su biografía que es indisociable a su quehacer artístico en contexto de resistencia. Para la poeta y artista el gran desafío era cómo trabajar la lengua como forma de resistencia.

“Vivimos y nacimos en una situación de dictadura, la norma era la imposición” expresó Arnaud y continuó su reflexión explicando cómo su infancia en período de dictadura se une con el proceso artístico de hoy. Para él el arte funcionó como un ejercicio de libertad y como posibilidad de gestionar la violencia.

Golder, que se identifica como parte de la generación diezmada, marcada por la historia y la violencia, contó su recorrido artístico en el que plantea “pensamientos situados” y una concepción del arte y la academia como el espacio para la pregunta. Es decir, su obra gira en torno a poder generar un encuentro con el otro para preguntar cómo se sobrevive a la represión, al hambre, a la violencia.

De la misma manera, Franco explicó su práctica artística. Por un lado trabaja con material de archivo y la dualidad del ayer y hoy. Por otro, el crecer en un contexto de régimen autoritario ha provocado el ejercicio de encontrar en lo cotidiano el velo oculto que tiene y que puede llegar a ser más fuerte de lo que aparentaba.

Por su parte, Delgado explicó su abordaje desde los Derechos Humanos en su práctica artística, desde una perspectiva de género y disidencias. En ese sentido, contrapuso lo que sucedía en la región en la década de 1970. Mientras los derechos y libertades eran vulnerados y aquí “se sobrevivía”; en el resto del mundo se desarrollaba un movimiento fermental donde mujeres artistas propusieron temáticas a tratar como la maternidad y maternajes, los cuidados como trabajo no remunerado, entre otros. A partir de allí reflexionó en torno a la interrogante de cómo actualizar las prácticas artísticas en relación a las vulneraciones de los DDHH. Para la docente el caso de lastesis con su performance “Un violador en tu camino” es una forma de renovar hoy ese propósito.

Registro fotográfico: Área Foto, Cine y Video, Facultad de Artes.



La mesa redonda fue posible gracias al trabajo en conjunto de la Facultad de Artes, las embajadas de Argentina y Brasil en Uruguay, el Instituto Guimarães Rosa, la División Relaciones Internacionales y Cooperación de la Intendencia; y el Centro de Exposiciones Subte. La actividad además contó con el apoyo de la cátedra Unesco de Derechos Humanos de la Udelar y la Asociación de Docentes de la Udelar.